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Olimpíadas 2036: la posible candidatura de Alemania, sus rivales externos y los opositores internos por «exceso de gasto»

El recuerdo de los Juegos de 1936 celebrados en Berlín no es el más grato para el ambiente olímpico. Si bien representaron una avanzada en cuanto a la tecnología y al despliegue de infraestructura que requieren estos Juegos – el máximo evento polideportivo del mundo – también fueron los primeros en que se los utilizó abierta y desvergonzadamente para objetivos políticos. Y en ese caso, para ofrecer el rostro amable del que se insinuaba (y se concretaría poco después) como el régimen más siniestro, el nazismo que desataría la Segunda Guerra Mundial.

Una Alemania dividida en la posguerra, y en este caso con la decisión del sector occidental (República Federal) organizó los Juegos de 1972, en Munich. Un objetivo decididamente “pacifista” y “deportivo” que fue vulnerado por otro penoso recuerdo: la masacre de atletas israelíes por un comando palestino.

Una foto de archivo del 5 de septiembre de 1972 muestra a un miembro de la OLP que secuestró y asesinó a miembros del equipo olímpico israelí en la Villa Olímpica de Múnich. (AP Photo/Kurt Strumpf, Files)

Ahora, desde Alemania, crece un movimiento que quiere postular a una ciudad de ese país como sede olímpica, se trate de 2036 (cuando se cumpla un siglo de los Juegos de Berlín) o de 2040 (a medio siglo de la reunificación del país, luego del derrumbe del Muro de Berlín).

El objetivo de colocar a Alemania en el centro de los focos deportivos del mundo por el período olímpico puede avanzar en los próximos meses. Pero tendrá que superar a múltiples opositores. Los externos, otros países que ya manifestaron la misma ambición. Y los internos, aquellos que no aceptan colocar a su ciudad o su región en el monumental gasto que representa la organización olímpica.

Momento único en Berlìn 1936, Lutz Long y Jesse Owens caminan abrazados tras el triunfo del americano.

La sede de los próximos Juegos (2028) será Los Ángeles, que tendrá su tercera convocatoria olímpica después de 1932 y 1984. Allí uno de los retos es ver cómo las distintas autoridades deportivas pueden convivir, desde ahora y hasta el 28, con las decisiones de Donald Trump. El otro es ver cómo adaptar el diseño de la sede olímpica con la seguidilla de graves incendios en toda el área californiana.

La sede de 2032 fue asignada a Brisbane, Australia. El gobierno del estado (Queensland), con aprobación del Parlamento, ya asignó un presupuesto de 7.100 millones de dólares para los próximos cuatro años, de los cuales 3.800 millones estarán asignados a la construcción y remodelación de los recintos deportivos y otros 950 millones a las villas olímpicas donde se alojarán los deportistas.

El primer ministro de Queensland, David Crisafulli, afirmó que “este presupuesto sienta las bases para unos Juegos exitosos, a la vez que crea un evento del que los habitantes de Queensland se sentirán orgullosos y que además generará beneficios mucho más allá de 2032”.

Los primeros reclamos en Brisbane no se refieren al gasto, sino a la preservación de los espacios verdes de la ciudad. Por ejemplo, desde la organización “Salvemos el Parque Victoria”.

Entre los países que ya manifestaron ambiciones por organizar los Juegos del 2036 se encuentran la India y Qatar. Este – luego de ser sede del Mundial de Fútbol 2022 y de mundiales de otros deportes, incluyendo el atletismo en 2019 – ya demostró que no escatimará en gastos, ni siquiera para “adaptar” el agobiante clima de Doha a las necesidades de los deportistas.

Dos años atrás, al inaugurar la sesión del Comité Olímpico Internacional en Bombay, el primer ministro indio Narendra Modi declaró que su país estaba interesado en presentar la candidatura para los Juegos de 2036.

En Alemania hay varias ciudades y regiones con interesados en la sede de los Juegos y en 2026 la Confederación Nacional de Deportes decidirá qué proyecto llevará al COI. En todos los casos, sostienen que – con un país ya dotado de la mejor infraestructura deportiva – no necesitarían allí grandes inversiones. “Se utilizarán las instalaciones existentes, sin necesidad de estadios nuevos y costosos”, afirman.

En Munich y Hamburgo celebrarán consultas populares para ver si cuentan con el apoyo de sus ciudadanos. Otra de las candidaturas probables es la de Berlín, y también la de la región de Renania del Norte-Westfalia.

En Hamburgo, una década atrás, un referéndum rechazó la candidatura. Programaron el próximo para mayo del 2026, en tanto Munich lo hará en octubre de este año. “Antes de comprometernos con una planificación costosa, necesitamos saber si los ciudadanos realmente quieren los Juegos”, admitió el alcalde, Dieter Reiter.

Y en Berlín, uno de los impulsores de la candidatura es el exvicepresidente de la organización nacional, Kaweh Niroomand. Este declaró que “en un país con estructuras democráticas, donde los dictadores no abusan de los Juegos para su propio beneficio, los grandes eventos deportivos como los Juegos Olímpicos siempre tienen un efecto positivo y sostenible en la región. Para Berlín, aportarían, entre otras cosas, un enorme beneficio para la infraestructura”, destacando que los Juegos podrían suponer una transformación urbana de gran alcance. “Solo los miles de pisos que se construirían para alojar a los atletas se pondrán posteriormente a disposición de la sociedad de la ciudad”, lo que implica un legado en forma de vivienda accesible.

Una encuesta que encargaron los promotores de esa candidatura indica que 46% de los berlineses apoyaría la sede, pero una cantidad casi similar podría oponerse.

A medida que avance el proceso de selección en el COI, habrá que ver cómo se decantan las candidaturas y si los alemanes, por ejemplo, aceptarán afrontar los costos de una nueva organización.

Uno de los lemas del COI es que “los Juegos Olímpicos generan importantes beneficios económicos” a sus sedes. Pero no siempre sucede así. Los organizadores de París 2024 presentaron un presupuesto más austero que los de las ediciones previas, esperando que esos Juegos le inyectaran a la región un impulso económico de 7.000 a 12.000 millones de dólares. Pero aquel presupuesto (9.700 millones) también fue superado por las exigencias de último momento en seguridad y en la limpieza del Sena. Igualmente, mucho peor le resultó en términos financieros a los organizadores de Río 2016 (que habían invertido más de US$20.000 millones, principalmente en obras) y Tokio 2020. Aquí el presupuesto fue de US$13.700 millones. Pero la pandemia, que obligó a la suspensión de los J+uegos por un año y a su celebración con estadios vacíos, resultó una catástrofe en términos financieros para el programa olímpico.

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