BRUSELAS.- Tras más de 20 años de negociaciones, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto a los presidentes de la Argentina, Javier Milei; de Brasil, Lula da Silva; de Uruguay, Luis Lacalle Pou; y de Paraguay, Santiago Peña, anunciaron este viernes en Montevideo la firma del histórico acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), que todavía genera tensiones en Europa.
El pacto marca un hito en las relaciones comerciales y políticas entre América Latina y Europa, pero todavía le queda un camino por recorrer. Ahora deberá ser ratificado por el Consejo y el Parlamento Europeo y los congresos de los cuatro países miembro del Mercosur (la Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia) para su implementación definitiva.
Se trata de un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, cuyas negociaciones comenzaron en 1999, que busca eliminar la mayoría de los aranceles y crear un mercado de más de 700 millones de consumidores.
Si se aprueba, permitiría a los países sudamericanos exportar carne, azúcar o arroz a Europa, mientras la UE enviaría vehículos, maquinaria y productos farmacéuticos. Aunque hubo un acuerdo político en 2019, la oposición de varios países ha frenado su adopción.
El pacto ha generado fuertes tensiones dentro de la Unión Europea, donde Francia encabeza la oposición con sus preocupaciones ambientales y económicas, mientras otros países, como España y Alemania, lo consideran clave para fortalecer los lazos transatlánticos y abrir nuevos mercados, especialmente ante la amenaza de imposición de aranceles del futuro gobierno de Donald Trump en Estados Unidos.
Estas son las posturas de los principales miembros de la UE:
Francia, uno de los principales críticos del acuerdo, lo calificó de “inaceptable” aunque su voz dentro del bloque perdió peso por la crisis doméstica que enfrenta. Esta semana, la moción de censura que destituyó al gobierno del primer ministro Michel Barnier dejó al presidente Emmanuel Macron políticamente debilitado y con dificultades para avanzar en su agenda interna.
Francia argumenta que el acuerdo comercial, en su forma actual, representa un gran riesgo para la economía agrícola del país y para los estándares europeos de producción. Fuentes diplomáticas advirtieron que la aprobación del tratado en el Parlamento Europeo “está lejos de ser segura”.
Por su parte, los agricultores franceses endurecieron sus protestas en los últimos días. Alegan que el acuerdo permitiría la importación masiva de productos sudamericanos, especialmente carne vacuna, que no cumplen con los estándares ambientales y de seguridad alimentaria de la Unión Europea, lo que afectaría gravemente a su sector.
El descontento también se agrava por la crisis de gobierno en Francia, que ha bloqueado la implementación de medidas prometidas para el sector agrícola. “Con la censura al gobierno y con [la presidenta de la Comisión Europea] Ursula von der Leyen en Uruguay cerrando este acuerdo, las acciones se endurecerán”, advirtió Quentin Le Guillous, secretario general de Jóvenes Agricultores (JA).
Las manifestaciones comenzaron el 18 de noviembre y buscan frenar el tratado y exponer los problemas estructurales que enfrenta el sector, como los bajos ingresos y las trabas burocráticas.
Italia, otro de los países que se opone al acuerdo, declaró el jueves que no existen condiciones adecuadas para firmarlo, y argumentó que no garantiza la protección suficiente para los estándares europeos en materia agrícola y ambiental.
El ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, subrayó que el tratado podría perjudicar “gravemente” a los productores italianos, especialmente en sectores como el vino, los lácteos y los productos agrícolas de alta calidad, pilares de la economía italiana.
Polonia reiteró la semana pasada su oposición al acuerdo en su forma actual, argumentando que no protege adecuadamente los intereses de los agricultores europeos y podría aumentar la competencia desleal al permitir la entrada de productos de países con estándares menos estrictos.
Los grupos ecologistas europeos también se oponen en general al acuerdo. La red Amigos de la Tierra (Friends of the Earth, en inglés) lo califica de “destructor del clima”.
La Comisión Europea ahora deberá obtener la ratificación del acuerdo con la aprobación de al menos 15de los 27 Estados miembros que representen un 65% de la población del bloque y una mayoría en el Parlamento Europeo. Francia intenta alinear desde hace semanas a varios países europeos para constituir una “minoría de bloqueo” a la que se unió Polonia y pretende también sumar a Italia, Austria y Países Bajos, que también han expresado reticencias ante el acuerdo, aunque su voto todavía no es seguro.
“Este es un acuerdo beneficioso para los dos” bloques y “aportará significativos beneficios a consumidores y empresas” si se aprueba, expresó en Montevideo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un mensaje a los países que se resisten.
“Escuchamos las preocupaciones de nuestros agricultores y actuamos en consecuencia. Este acuerdo incluye robustas salvaguardas para proteger nuestro sustento”, explicó en una declaración a la prensa junto a los mandatarios del Mercosur.
A favor
Por el contrario, un grupo de miembros de la UE, entre ellos Alemania y España, afirman que el acuerdo es vital para el bloque en su intento de diversificar su comercio tras el casi cierre del mercado ruso y el malestar por la dependencia de China.
Alemania afirmó el viernes que ve en el acuerdo una “oportunidad única” para fortalecer las relaciones comerciales y beneficiarse de la rica oferta de recursos naturales de la región, como litio, cobre, hierro y cobalto, esenciales para la transición climática. Además, espera impulsar sus exportaciones de vehículos hacia los mercados sudamericanos.
“El jefe de gobierno, Olaf Scholz, ha señalado en varias ocasiones que no debemos dejar pasar esta oportunidad”, declaró la vocera gubernamental Christiane Hoffmann este viernes.
Por su parte, el gobierno español destacó los beneficios que este podría acarrear para el vino o el aceite de oliva, así como que favorecerá la diversificación de los flujos comerciales, la resiliencia de las cadenas de suministro, el crecimiento económico y la creación de empleo.
“Hoy, la Unión Europea ha logrado cerrar un acuerdo histórico con Mercosur para tender un puente económico sin precedentes entre Europa y América Latina”, celebró el presidente español, Pedro Sánchez, en la red social X.
Ambos países consideran que Mercosur es un mercado para los automóviles, la maquinaria y los productos químicos de la UE y una fuente potencialmente fiable de minerales esenciales, como el litio, metal de las baterías, necesario para la transición ecológica de Europa. También apuntan a los beneficios agrícolas, ya que el acuerdo ofrece un mayor acceso y aranceles más bajos para los quesos, el jamón y el vino de la UE.
Agencias AP, AFP y Reuters
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