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Fast Fashion y el modelo económico de Milei

El Fast fashion o moda rápida tal es su traducción, es un modelo de negocios que dentro de su estructura se caracteriza por la producción veloz, a bajo costo, con tendencias a la vanguardia de la moda, pero con escasos ciclos de vida, sin cadenas comerciales al público y publicidad no convencional atada a la utilización de influencers vía redes sociales regionales con quienes se instalan las marcas famosas.

Sin embargo, atrás de este fenómeno global se esconden consecuencias gravísimas ambientales tales como una mayor contaminación producto de mayor desperdicio de productos y obsolescencia, mayor uso de agua y energía, químicos tóxicos para el teñido de prendas contaminando ríos y suelos, así como una mayor utilización de traslados aéreos ante el saturado sistema de traslado fluvial y marítimo propio de una industria que tras la hiperglobalización de los últimos tiempos se concentró en países del sudeste asiático, Centroamérica y África, lo que produjo grandes erogaciones energéticas y económicas en traslado.

A su vez, hay graves consecuencias económicas. El modelo es un paso más en la hiperexplotación laboral propia de esta industria en la actualidad, donde se trabaja de 8 a 22 y donde hay un solo descanso al mes. Asimismo, fomenta una posición extrema del modelo económico clásico de oferta y demanda, en el cual, sin importar otra cuestión que el intercambio de bienes y/o servicios, cada oferta genera su propia demanda y si eso sucede el mercado está en equilibrio.

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La pregunta es qué modelo está en equilibrio. La mayoría de los países occidentales cuentan con protección sindical del empleo, jornada máxima de horas de trabajo y francos en la semana, protección de ART, ante despidos, etc. Esto encarece el costo de producción frente a alternativas que grandes marcas deslocalizadas que fabrican en economías desiguales, sin este sistema de cuidado al trabajador y donde además, hay condiciones tales como trabajo a determinadas escalas y altas violaciones a los derechos humanos, las cuales son necesarias para lograr el éxito del capitalismo global de consumo con gigantescos márgenes de ganancia.

Ahora bien, qué tiene que ver el modelo económico que estamos viviendo con el presidente Milei. El dato de empleo está directamente alineado con esta perspectiva más arriba explicada, donde a pesar de un crecimiento económico interanual situado en el 5,5%, el empleo asalariado en la era Milei se redujo en el sector privado en casi 105 mil personas, mientras crecieron fuertemente los monotributistas y los autónomos, quienes pudieron casi compensar esta reducción. Asimismo, el empleo informal alcanza el 42%. Es decir, los puestos de trabajo que acompañan al crecimiento son aquellos que tienen menor o nulo nivel de protección, falta de paritarias que acomoden cerca de la inflación a los salarios entre otras.

Por su parte, siguiendo los datos del Valor Agregado Bruto a precios constantes para el primer trimestre del 2025, el crecimiento económico por sectores de la era Milei está amparado en la intermediación financiera, las actividades inmobiliarias y empresariales, la hotelería y restaurantes y la minería, que superan los índices del mismo período, pero del 2023, aunque también hay una recuperación de la agricultura, la construcción, la industria manufacturera y el comercio, con relación al 2024, pero por debajo del mismo lapso de 2023. Parte de estos sectores que lograron reponerse lo hicieron, en parte, por el crecimiento de la economía, pero también con la pérdida del poder adquisitivo del salario de sus trabajadores, que en algunos casos, supera el 13% de caída desde la asunción de La Libertad Avanza.

Crecer o reconvertirse es el mantra que se oye cuando se plantea la caída de varios sectores económicos, aunque no hay manifestado un modelo económico que permita vislumbrar un rumbo o dirección que logre el desarrollo. El RIGI es una forma de expresión de este capitalismo global de mercado llevado al extremo con una economía de servicios, pero a su vez de exportación primaria, con algún tipo de utilización de capital, aunque no es precisamente explicito como modelo.

Lo que sí se explicita es que el modelo es la inflación a la baja y el tipo de cambio entre bandas, con fuerte endeudamiento externo e inclinación promercado, eslóganes que motivaría parte de los ingresos de capitales que, en el mercado de estabilidad, se sentirían atraídos. Y que esta línea ideológica se está llevando parte del andamiaje del modelo argentino que mezcla industria sustitutiva de productividad inferior y escaso mercado internacional y por el momento, lo reemplaza más economía primaria y el sector financiero aunque la idea pueda ser otra. Por el momento solo muestra inflación a la baja, liquidación de dólares diarios y destruir tradiciones, algo muy parecido a lo que hacen las empresas Fast fashion con parte de la industria textil.

*Economista.

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