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Ruido en el mercado del dólar: subió la demanda por billetes y el volumen de coberturas en futuros

Ruido, mucho ruido. Esa es la tónica del mercado financiero en las últimas horas, con una abrupta suba en los volúmenes operados tanto en las operaciones del dólar oficial como en los contratos futuros del Rofex.

Entre rumores sobre la «letra chica» del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y sobre las necesidades crecientes de intervención del Banco Central para contener las cotizaciones del dólar MEP y del «contado con liquidación», se puede encontrar todo tipo de opiniones respecto del comportamiento del mercado. Salvo por algo en lo que todos están de acuerdo: tanto los optimistas como los pesimistas ven que es momento de cubrirse.

Lo más llamativo fue el volumen en la operatoria de divisas, con unos u$s1.200 millones, algo que hacía mucho tiempo no se veía en una sola jornada y que triplica el monto habitual. Pero, más allá de la cantidad de dólares, lo que llamó la atención es de qué lado del mostrador tuvo que quedar el BCRA: esta vez no se trató de una sobreoferta que pudiera ser aprovechada para sumar reservas, sino que, por el contrario, fueron los privados los que le devolvieron pesos a Santiago Bausili.

Los dólares de la reserva que vendió el Banco Central 

Más concretamente, hubo que sacrificar reservas por u$s474 millones, una suma equivalente al 83% de lo que el Central había comprado en lo que va de marzo.

¿Qué está pasando? Hay quienes creen que todo se trata de un fenómeno pasajero, y que tal vez ya en la apertura del mercado del lunes se recupere la calma. El analista Leandro Zicarelli observó que el movimiento del viernes podría obedecer a que el próximo lunes se espera un volumen alto en las liquidaciones del «dólar cable», por unos u$s550 millones.

También hubo quien buscó la explicación en compras de bancos, que acaban de ser habilitados para distribuir hasta el 60% de sus utilidades a los accionistas en cuotas.

Otro argumento que se escuchó es que puede estar revirtiéndose el fenómeno observado hasta ahora, en el que los importadores postergan los pagos al exterior, para colocar el dinero en pesos y aprovechar el «carry trade».

El suspenso del acuerdo con el FMI

Pero también abundan las versiones de medidas inminentes en el régimen monetario y cambiario, en el marco de las negociaciones con el FMI.

«Hace rato que hay ruido, y este aumento en el volumen de divisas muestra que el mercado se va cubriendo ante lo que interpreta como un cambio de régimen», apunta Gabriel Caamaño, de la consultora Outlier.

Desde su punto de vista, en la medida en que pase el tiempo y no se conozcan los detalles del acuerdo con el Fondo, la ansiedad por cubrirse -sobre todo antes de los fines de semana- será la constante.

«La gente sigue con dudas sobre qué va a pasar en el corto plazo, si seguirá habiendo blend, si continuará el Banco Central interviniendo en el contado con liquidación, si se mantendrá este crawling peg y qué pasará cuando el mercado se unifique», agrega el economista.

Y es indicativo de esa expectativa lo que está ocurriendo en el mercado del dólar futuro, donde también hubo un incremento del volumen, y las posiciones vienen subiendo, marcando una mayor expectativa devaluatoria.

De hecho, todas las tasas implícitas en ese mercado ya están por encima del 2% mensual. Hasta los contratos más cortos reflejan la incertidumbre. El contrato a abril cerró en $1.111,50 por dólar -lo que implicaría un crawling acumulado de 4% en menos de dos meses-. La posición a diciembre -ya pasada la elección legislativa- cotiza en $1.334, cuando tres semanas atrás el precio era $1.256.

Lo que más llamó la atención de los analistas es que estas cifras del mercado futuro suponen una tasa de interés que se acercan mucho a las Lecaps. En otras palabras, que hay una tendencia a pedir un «premio» cada vez mayor por quedarse en pesos, una situación típica de aumento de la incertidumbre.

Suba de tasas: el costo del plan

En notable contraste con los nervios del mercado, el Gobierno se esmera en mostrar datos que interpreta como muestra de confianza por parte de los inversores. Por ejemplo, la licitación desierta, por falta de demanda, de los bonos dólar linked.

Es la segunda vez que la secretaría de Finanzas recurre a la misma estrategia, sabiendo cuál será el resultado, y con el objetivo evidente de demostrar que el mercado confía en la continuidad de la política cambiaria.

El secretario Pablo Quirno volvió a celebrar el hecho de que nadie haya querido comprar un título que da un seguro de cambio en el caso de una devaluación del oficial -aunque no del paralelo, naturalmente-.

Y, al mismo tiempo, mostró como un hecho positivo el alto nivel de demanda que tuvieron los bonos en pesos, que le permitieron «rollear» un 97% de los vencimientos. Pero el secretario no pudo ocultar lo que los analistas venían pronosticando: que las inversiones se concentraron en títulos de cortísimo plazo -en su mayoría, con vencimiento en abril- y que el gobierno se está viendo obligado a convalidar tasas más altas. De hecho, el propio Quirno dijo que se había rechazado parte de la oferta y que no se llegó al 100% de rollover justamente para no seguir elevando la tasa.

Para los inversores, cobrar una renta mensual de 2,69% en pesos supone un premio alto cuando rige un crawling peg que mueve al dólar oficial a apenas 1% mensual. Para tener una dimensión de lo que esto implica, el premio por quedarse en pesos y hacer el «carry trade» saltó desde un 0,3% a fin de enero hasta un 1,4% cuando se ralentizó el ritmo devaluatorio, y ya se ubica en torno del 2%.

Es un movimiento a contramano de la baja nominal que impulsó el gobierno -cuando la tasa de política monetaria bajó de 32% a 29%, en línea con un crawling peg de 1% al mes-, y que indica que no se pudo persuadir a los inversores para que la tasa real cayera en la misma magnitud.

Bajo el sugerente título «¿Faltan pesos?», la administradora de fondos Mega QM explica la reacción del mercado: «Una economía con escasez de pesos implica necesariamente tasas reales de interés más altas. A su vez, si la liquidez es más acotada el Tesoro deberá convalidar mayores niveles relativos de tasa para captar esos fondos y renovar sus vencimientos. Si a esto se suma que el BCRA necesita seguir incentivando el crecimiento del crédito en dólares, son muchos los factores que le ponen un piso relativamente alto a la tasa de interés en pesos».

El argumento de la «expansión buena»

Las argumentaciones oficiales han variado según las circunstancias. Cuando no se logra cubrir la totalidad de vencimientos de deuda, se alega que es un buen síntoma, porque quiere decir que hay una fuerte expansión del crédito y que, ante esa mayor demanda de dinero por parte del público, los bancos tienen menos interés en colocar la liquidez en el sector público.

Como le gusta repetir a Toto Caputo en las entrevistas, «los bancos volvieron a trabajar de bancos». Antes del plan, el 52% de los activos de los bancos estaban en el sector público, mientras que ahora ese ratio cayó a 35%. Y, en sentido inverso, los préstamos a empresas y familias, que antes apenas absorbía un 22% del dinero disponible, ahora capta el 35%.

De hecho, el ministro aprovechó la realización de ExpoAgro para difundir el dato de que el campo pidió al Banco Nación $7.300 millones para maquinaria agrícola, una cifra que triplica el crédito concedido por todo el sistema bancario el año pasado.

Sin embargo, hay señales que van en sentido contrario a las declaraciones eufóricas. Los cambios en las últimas licitaciones demuestran que los bajos niveles de «rolleo» no eran motivo de festejo, y por eso se cambió la estrategia financiera, con títulos a plazos más cortos y tasas más altas para renovar la deuda. Cada vez que no se alcanza el 100% de cobertura, el Tesoro debe echar mano a sus colocaciones en el BCRA, achicando así la holgura del superávit fiscal.

Mientras tanto, el dólar blue sigue en alza

Mientras tanto, el dólar en el mercado paralelo sigue subiendo, aun con una fuerte intervención del Banco Central. En los últimos 30 días, frente a un crawling peg del 1%, el «contado con liqui» avanzó 3,5%. Aun así, la brecha se mantiene dentro del rango tolerado por el gobierno, en un 16%.

Lo ocurrido este viernes incrementó el nerviosismo, en el sentido de que al BCRA le cueste cada vez más caro mantener contenido al dólar paralelo, así como que los altos volúmenes de demanda de dólares en el mercado de divisas puedan repetirse.

Esto implicaría una erosión en la posición de reservas del Banco Central, exactamente lo opuesto al objetivo que se propusieron el gobierno y el FMI.

En ese marco de incertidumbre, la apuesta de Toto Caputo está en el campo: todavía quedan altos niveles de stock en los silobolsas que podrían ser liquidados antes de que llegue la cosecha gruesa, y de esa manera se recobraría oxígeno para la política cambiaria.

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