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Héctor Torres sobre el FMI: «Si no se modifica la política cambiaria, no veo un desembolso inicial de u$s11.000 millones»

Periodista: ¿En qué estado considera que está hoy por hoy la negociación con el FMI?

Héctor Torres: Hay dos elementos importantes que están ligados y que son incógnitas. Sabemos que el Gobierno está buscando u$s11.000 millones o más. Lo que también sabemos es que el Fondo tiene, como tienen muchos, dudas sobre la sustentabilidad de la política cambiaria. Yo estoy seguro de que va a haber un nuevo programa y no me extrañaría que sea de u$s11.000 millones o un poco más. Pero una cosa es un programa de ese monto a lo largo de tres o cinco años, un «Stand By» clásico o un «Extended Fund Facility» (EFF) con desembolsos periódicos, y otra cosa es un desembolso inicial de u$s11.000 millones para que el Banco Central lo tenga para levantar el cepo. Léase: para venderlo en el mercado cambiario para todos los que quieran dolarizarse, incluyendo la salida de los dividendos y el desarme de posiciones de “carry trade”. Son dos cosas muy diferentes.

P.: ¿Qué cree que puede pasar entonces?

H.T.: Con esta política monetaria, asumiendo el supuesto de que el Gobierno no acepta ningún cambio, yo no veo la posibilidad de un desembolso inicial de ese calibre para que el Banco Central lo use para comprar pesos caros. Si el Gobierno mantiene la política cambiaria, es probable que haya un programa de todas formas, pero me imagino un programa en el cual haya desembolsos periódicos a medida que el Gobierno va, por ejemplo, implementando los cambios estructurales: desregulaciones, una reforma fiscal, levantar las retenciones, una reforma laboral, etcétera, que pueden llegar a tener beneficios de largo plazo si están bien diseñados pero que en general tienen costos de corto plazo. Eso es lo que financia un programa EFF. Y creo que sería posible de todas maneras que eso se acuerde. Lo del desembolso inicial de u$s11.000 millones para que el BCRA aumente las reservas y las pueda usar (porque tener reservas y no poder usarlas no sirve) no lo veo si no hay un compromiso en política cambiaria incluido.

P.: ¿Qué tipo de compromiso de política cambiaria pone como condición el FMI para que eso ocurra?

H.T.: Una flexibilización del “crawling peg”. Pero es difícil imaginármelo. El Gobierno hace 15 días tomó la decisión, que a mí me sorprendió, de bajarlo al 1% mensual antes incluso de negociar con el Fondo. Esa decisión del Gobierno evidentemente no ayuda en esa negociación. Ahora, ¿por qué lo hizo? No lo sé, pero me resultó raro. También hay que ser muy consciente de que cualquier tipo de compromiso en materia de política cambiaria que pueda tomar el Gobierno para ir flexibilizando el “crawl” y bajarse del 1% fijo responde a una situación internacional en la cual el dólar está apreciándose en todas las monedas, menos en el peso, frente a la llegada de Trump. En esa situación, lo lógico sería armarse de una política cambiaria más flexible pero nosotros estamos yendo hacia una política cambiaria más rígida porque el Gobierno tiene en la cabeza la idea de usar el ancla cambiaria para llegar a una inflación todavía menor. Es una apuesta política del Gobierno.

P.: Entonces, ¿cree que un acuerdo que le permita consolidar inicialmente las reservas al BCRA no es posible sin una devaluación?

H.T.: Reitero. Sin un compromiso de cambio en la política monetaria, no veo un desembolso inicial de ese monto o un monto equivalente. Ahora, también tenés que ser consciente de que es muy sensible para el mercado cualquier tipo de compromiso en materia cambiaria. En cuanto el mercado huela que, para conseguir u$s11.000 millones de desembolso inicial para reforzar las reservas y levantar el cepo, el Gobierno va a realizar modificaciones en la política cambiaria, lo más probable es que eso se note inmediatamente en la cotización de la moneda. Con lo cual otro tema delicado es no sólo el compromiso que se toma sino cómo se anuncia y cómo se implementa. Yo dudo que el Fondo vaya a decir “si no devaluás, no te doy plata”. Lo que le va a pedir, seguramente, es una política cambiaria diferente a la actual, que tenga más flexibilidad y, en ese marco, por ahí hay un desembolso. Pero también hay que acordarse de que el FMI aprendió de la mala manera que, una vez que te da la plata, la plata es tuya y la usás como se te da la gana por más que hayas tomado algún compromiso distinto. Después el Fondo patalea, amenaza con que se termina el programa, pero vas a terminar pidiendo un “waiver” (dispensa). Ya lo vimos con (Sergio) Massa y lo vimos con (Mauricio) Macri, justamente en la época en la que (Luis) Caputo era presidente del BCRA, cuando usó la plata del Fondo de forma no prevista en el programa. De modo que yo creo que es difícil imaginar que el FMI vaya a hacer ese desembolso inicial tan importante sin tener muy en claro cuál es el compromiso de política cambiaria.

P.: Si existiera ese compromiso y se concretara un desembolso inicial grande, ¿ve probable que el Fondo acepte un esquema donde se permitan las intervenciones cambiarias? Ya sea con determinadas bandas o de otro tipo.

H.T.: Seguramente sí. Pero está, de nuevo, el tema de la buena fe. Porque una vez que dio la plata… Puede decir que la intervención no puede ser en un mismo sentido todo el tiempo, que debe haber una banda de intervención determinada; todo eso puede ser. El Fondo no prohíbe que se use su dinero para intervenir en el mercado cambiario. Lo que seguramente no va a tolerar (o va a tratar de evitar que pase de nuevo) es que se use dinero del Fondo para financiar el desarme de posiciones del “carry trade”. Se quemaron con leche y no creo que se quieran quemar de nuevo.

P.: En cuanto a la discusión sobre el desarme del cepo, parece haber una cuestión circular. El FMI plantea que para dar ese desembolso tiene que haber un compromiso muy claro sobre cómo, cuándo y en qué pasos se va a abrir, y el Gobierno dice que necesita reforzar las reservas para poder levantarlo sin tener sobresaltos. ¿Cómo se resuelve eso?

H.T.: Es una pregunta muy difícil. Hay ocasiones, como en casos de condicionalidades que son muy sensibles al mercado, por ejemplo lo que llama el Fondo “planes de contingencias”, en las que no se las pone blanco sobre negro en el documento que se publica. Ahí se usa lo que se llaman “side letters”, o sea, compromisos escritos que no se incluyen en el programa pero que sí ve el directorio. El procedimiento es este: hay una reunión a la cual asisten los directores únicamente y no circula ningún documento; pero en esa reunión hay efectivamente una carta escrita que cada director lee y le pasa al que está al lado; no puede sacar copias pero obviamente puede informar a su capital. Es un procedimiento que se usa poco porque no hay ninguna garantía de que después no se filtre y es muy delicado porque los planes contingentes, si se filtran, pueden transformarse en una profecía autocumplida. Yo no te puedo decir si este va a ser el caso. Pero el informe que sacó el Fondo respecto del programa que firmó en 2018 y el que sacó hace 15 días sobre el programa de 2022, entre las cosas que señala es la falta de planes contingentes. Entonces, un tema es el compromiso, otra es cómo se va a implementar y otra cómo se va a comunicar. Son cosas muy distintas.

P.: Después de la asunción de Donald Trump y con la llegada de la misión del organismo, pero con estas cuestiones por resolverse, ¿qué plazos de negociación imagina?

H.T.: Si hay acuerdo, no me extrañaría que se apruebe en febrero y los primeros desembolsos lleguen en marzo. Si no, puede durar mucho más. Yo creo que el Fondo quiere un programa y el Gobierno necesita un programa. Pero el Gobierno está pidiendo algo diferente a lo que el Fondo estaba listo para dar. Trump puede ayudar, pero me parece una exageración creer que el FMI es una agencia del gobierno de Trump. Más allá de eso, tampoco me parece muy razonable creer que Trump, que se presenta como defensor de los intereses de los “tax payers” (pagadores de impuestos) americanos, quiera financiar una salida de capitales de Argentina. Ya (el exrepresentante de EEUU en el organismo, Mauricio) Claver Carone es un tipo que quedó muy dolido con la forma en que el actual ministro de Economía usó los recursos del Fondo en ese momento. Me imagino que todo eso va a pesar.

P.: O sea, más allá del respaldo político que pueda haber del gobierno de Trump a Milei, ¿es difícil pensar que el FMI entregue un cheque en blanco libre de condicionalidades?

H.T.: Eso no va a pasar. Para nada. La relación personal de Milei y Trump es buena. Pero hay que acordarse de dos cosas. Estos tipos tienen algo en común: los dos tienen un altísimo concepto de sí mismos, los dos se autoelogian sin ningún tipo de inhibiciones, los dos tienen alergia por todo lo que parezca “woke”. Pero lo cierto es que tienen también muchas diferencias. Trump no tiene ninguna restricción en usar la política para forzar decisiones de mercado (por ejemplo, las amenazas sobre los aranceles); Milei es una persona que cree en el mercado. Trump dice que tiene dos reglas morales: “by american and hire american”, o sea, “compre americano y contrate americano”, y lo que quiere es llevar de vuelta los empleos de manufacturas a Estados Unidos. Milei cree en el mercado y, ergo, en el libre comercio; y no estamos yendo hacia atraer empleos manufactureros a la Argentina, sino más bien todo lo contrario. Milei es un tipo con principios y con ideología. Trump, en cambio, es una personalidad 100% transaccional: todos son “deals” para él. Milei tomó la decisión de alinear la política exterior de Argentina con la de Estados Unidos. Yo no creo que Trump dé nada que no sea a cambio de algo. Y el alineamiento de Argentina con su política exterior ya lo tiene en el bolsillo. Yo supongo que va a haber una transacción, que va a haber que pagar de alguna forma.

P.: ¿Cuál?

H.T.: Lo del acuerdo de libre comercio no lo descarto. Porque esta idea de aumentar los aranceles los hace más atractivos ya que, cuanta más diferencia haya entre el arancel que se le aplica a tu vecino y el que conseguís vos al tener un acuerdo de libre comercio con EEUU, es más la renta que les genera a tus exportadores un acuerdo. Me imagino que parte de la estrategia de Trump es levantar aranceles para todos y después decir “si no te gustan, vení y negociá acá un acuerdo de libre comercio en mis términos”. Eso es delicado porque, si vamos a negociarlo solos, toda negociación tiende a reflejar el poder relativo de los que están sentados en la mesa. Si vos te sentaste en la mesa de negociación con la lengua afuera, necesitás la plata del tipo que tenés enfrente y, además, hay más aranceles al comercio, no sé si será la mejor situación.

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